martes, 14 de mayo de 2013

EL FANTASMA DE CANTERVILLE Por Gustavo Mario Monje


Oscar Wilde es un escritor que siempre ha sido considerado un personaje excéntrico y escandaloso. Wilde nació en Dublín el 16 de octubre de 1854. Su padre, quien fue médico, también había publicado libros sobre historia de Irlanda; por otra parte su madre irlandesa escribía poemas nacionalistas que despertaran la rebeldía de su país contra el dominio inglés.
El autor en esta obra el Fantasma de Canterville busca además de crear algo de suspenso y terror divertir al lector, a través de la naturalidad y desprendimiento como lo pueden asumir los miembros de una familia con otras características culturales. Igualmente buscó innovar con la manera de su escrito y lo dirige al público infantil abierto a percibir el significado de la belleza.
El orden de esta obra es lineal ya que tiene una secuencia lógica de introducción, nudo, desenlace. El espacio atmosférico, está enmarcado finalizando la estación en julio donde se podían sentir noches con el delicado aroma de los pinares, además se caracteriza por ser de aire suave y un clima tibio y soleado. El tiempo cronológico fue de algunas semanas  e incluso meses hasta el momento en que  Sir Simón descansó y fue enterrado, y de unos años hasta que Virginia tuvo la edad suficiente para casarse.
El espacio la casa Canterville Chase donde habitaba El Fantasma de Canterville es una edificación un poco alejada de Ascot, la estación de tren más cercana.
El personaje principal es Sir Simón de Canterville nombre real del fantasma, hombre viejo de aspecto terrible. Sus ojos eran como carbones ardientes, el largo cabello gris le caía sobre sus hombros en rizos enmarañados, ropas de corte antiguo desgarradas, de las muñecas y tobillos le colgaban pesadas esposas y grillos oxidados.
Los personajes secundarios son Mr. Otis, ministro de los Estados Unidos. También está en el cuento de Oscar Wilde una mujer llamada Mrs. Otis, una mujer muy bella, de mediana edad, perfil soberbio y quien además gozaba de una excelente constitución y vitalidad. Washington, un  joven rubio y apuesto que había entrado a la diplomacia estadounidense por sí mismo al dirigir al cotillón, un baile de la época. Miss. Virginia E. Otis, joven que tenía quince años de edad, la describe el autor como una encantadora dama de grandes ojos y la compara con un cervatillo por su agilidad. Los mellizos llamados estrellas y barras porque siempre terminaban castigados. Mrs. Umney anciana mujer ama de llaves. Lord Canterville, hombre honrado.
El tema de la obra trata sobre una familia americana que compra una casa llamada Canterville Chase. A pesar de los comentarios realizados por los vendedores acerca de la existencia de un fantasma y las consecuencias mortales que tenía cuando se aparecía, esta familia adopta una posición diferente al miedo y les produce burla, lo que genera la indignación del fantasma a tal punto que lo hace pensar en varias ocasiones la forma como aparecérseles y causar terror en ellos, por el contrario una y otra vez el fantasma  se siente derrotado, hasta que uno de los integrantes de la familia, Virginia, sostiene una conversación con él, en donde él le suplica que ella es la única que puedo ayudarlo y rezar por él para así descansar.
El tipo del narrador es omnisciente porque él lo cuenta todo sin aparecer en la historia.
Las tensiones que hay en la historia son:   las personas víctimas de El Fantasma de Canterville. El contexto es de suspenso y el subgénero de la historia es terror.
Figuras literarias: En el cuento se desarrollan diversas figuras literarias entre las que están: Metáforas como “El arte debía ser una especie de refugio donde los amantes de la belleza podían olvidarse  de la gris y monótona vida cotidiana” es una metáfora porque compara  el arte con un refugio. Hipérbole “Sus dedos están fríos como el hielo y sus labios quemaban como el fuego” es una hipérbole porque el autor exagera al comparar el frio de los labios con el hielo pues no es posible que unos dedos estén tan fríos ni unos labios puedan quemar a alguien. Símil “una muchachita  de quince, ágil y encantadora como como un cervatillo” el autor compara a la joven con un animal ágil, y encantador en su apariencia. Hipérbaton “Parada en las escaleras estaba una anciana mujer lista para recibirlos, pulcramente vestida” es un hipérbaton pues cambia gramaticalmente la frase y podría decirse Parada en las escaleras estaba una mujer anciana, pulcramente vestida, lista para recibirlos.
En esta divertida obra, el autor  nos muestra como a través de dos culturas diferentes en la misma época se puede afrontar una situación inusual e irreal de dos formas diferentes, además nos muestra como de una circunstancia terrorífica y fatal para unos, puede ser algo entretenido y hasta amoroso para otros, dependiendo de la forma como estemos acostumbrados  a afrontar los inconvenientes.


-       [1],  hipérboles como en la página 51 párrafo 3,  líneas 4 y 5[2]. Símil como en la página 5 párrafo 1 líneas 12 y 13[3]. Hipérbaton página 7 párrafo 2 líneas 1 y 2[4].



[1] El fantasma de Canterville, Oscar Wilde, editorial panamericana
El arte debía ser una especie de refugio donde los amantes de la belleza podían olvidarse de la gris y monótona vida cotidiana.
[2] El fantasma de canterville, Oscar Wilde, editorial panamericana
Sus dedos estaban fríos como el hielo y sus labios quemaban como el cielo.

[3] El Fantasma de Canterville, Oscar Wilde, editorial panamericana
Miss. Virginia E. Otis, una muchachita de quince, ágil y encantadora como un cervatillo y con grandes ojos azules de delicada ingenuidad, era una amazona maravillosa.
[4] El fantasma de canterville, Oscar Wilde, editorial panamericana
Parada en las escaleras estaba una anciana mujer lista para recibirlos, pulcramente vestida de seda negra.

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